Manual de Teatro y Educación
Capítulo 2
Teatro Expresivo
2.1 Evreinoff y el teatro en la vida.- Ervin Goffman y
la teatralidad de la dinámica social.- El impulso lúdicro.- Los procesos de
socialización, endoculturación y los rituales.
2.2 Teatro y Educación.- Promoción y Difusión
teatrales.- Producción y consumo del arte teatral en sociedad.
2.3 La expresión en el campo educativo y la
comunicación: distinción operativa.- Arte y Educación.
2.4 Pedagogía Creativa.- Juegos de Libre expresión.
2.1
Nicolás Evreinoff en “El teatro en la vida” postula que el impulso lúdicro se da en muchas especies
animales e inclusive en el mimetismo de las plantas. Sin llegar a este extremo
Ervin Goffman por su parte reconoce una suerte de teatralidad que rige la dinámica
social. Las transacciones sociales se efectúan obedientes a un libreto social
que los sujetos en relación respetan, ya que su transgresión equivaldría a
marginarse del ordenamiento colectivo.
Hay
una tendencia a graficar gestualmente lo que se piensa, sobre todo cuando
queremos recalcar o subrayar alguna idea. Así abrimos los brazos muy
separadamente cuando hablamos de algo enorme o, por el contrario, minimizamos
el gesto si nos referimos a algo muy pequeño. Estos gestos se hacen extensivos
a las entonaciones y así elevamos la potencia de la voz para referirnos a algo
grande y la disminuimos para hablar de algo de menor tamaño. Es evidente que
este impulso está en la raíz de la gesticulación social, sin olvidar por cierto
que, según la cultura, esta mímica presentará variantes.
Donde
es incuestionable la presencia de la teatralidad es en el proceso de
socialización. En sus juegos los niños representan mímicamente los hechos
sociales y paulatinamente van aprendiendo el desempeño de las funciones de los
roles, tal como lo señalamos en el capítulo anterior. Lo mismo pasa con los
valores culturales que son internalizados como si se siguiera el aprendizaje de
un libreto que luego representaremos en la vida cotidiana. Cuando estos
ordenamientos se colectivizan ingresamos a la zona de los rituales que son
definitivamente teatrales.
2.2
Antes de establecer las relaciones entre el teatro y la
educación debemos distinguir los caminos propios y particulares de cada
actividad; para luego, si es posible, tratar de integrarlas. Comenzaremos,
pues, precisando las concepciones de teatro y educación que nos orientan.
Teatro
Es la más humana de las artes. En la representación teatral
los hombres hablan a los hombres sobre los hombres. Sobre la escena los actores
(hombres artistas) representan a los personajes que son signos de la humanidad.
El teatro, que
representa la vida social, es también un hecho social; y su creación es
un proceso de producción de sentido de
naturaleza estética. Las fuentes naturales de este proceso son el juego y el
impulso lúdicro, de mimesis o de imitación.
De Aristóteles a Brecht se reconoce que el teatro tiene por
medio de expresión las relaciones humanas. Las obras de teatro son tropos de
los comportamientos humanos en sociedad, signos estéticos de la conducta
social. Tropos que son representados directamente, en presencia y en presente.
La representación teatral es un relato sin intermediación narrativa. Por eso el
teatro no cuenta nuevas historias sino nuevas relaciones.
Los tropos escénicos se componen por medio de tres
posibilidades. Estas posibilidades se relacionan con la noción clásica de las
tres unidades atribuidas a Aristóteles, y posiblemente sean su significación
actual. Toda composición teatral considera:
1.
El espacio,
2.
El tiempo, y
3.
Los actores
1. El espacio teatral, es un espacio abierto, pleno de significación. No
es un “espacio vacío”. Por el contrario, entraña tres nociones:
1.1
El escenario,
lugar de las acciones.
1.2
La sala, lugar
de los testigos de las acciones, y
1.3
La sociedad,
espacio referencial de las acciones representadas.
1.1 El escenario: De la misma manera que la poesía se escribe sobre la página
en blanco, las acciones teatrales se efectúan sobre el escenario. Pero este
escenario no es un espacio vacío, esto es sin significación, ya que, desde que
los espectadores se sitúan frente o alrededor de él esperan que sobrevenga
algún hecho en ese lugar. La escena es un espacio marcado.
Este espacio marcado puede significar el multiverso. El
escenario es un microcosmos y un macrocosmos. No hay lugar que no pueda ser
concretado o aludido sobre él: desde el alma humana a las estrellas, desde el
fuero interno a los órganos corporales; de la plaza pública a la más pequeña
habitación de una casa... Y no sólo el escenario es transformable. Todo lo que
está sobre él puede transformarse también. Los objetos son mil en uno. El
escenario es un espacio proteico; durante la representación puede cambiar de
límites. Se puede prolongar a la sala e invadir el espacio del público.
La música y la iluminación están al servicio de la
espacialidad y de sus diferentes grados de significación. “La música crea un
decorado esencial” (Appia). La luz brinda la atmósfera conveniente a las
acciones escénicas.
1.2 La sala: De primera intención es el lugar de la cita al público, en
cuanto representante de la colectividad.
El teatro es un arte efímero. Es un arte de “aquí y ahora”.
Tienen necesidad de testigos para hacerse memorable. Pero, el público no es un
testigo pasivo, participa también de las acciones y toda transformación sobre
la escena depende de su complicidad.
Recordemos que en las danzas de los pueblos primitivos y en
los espectáculos teatrales de celebración no hay diferencia entre actores y
espectadores; todos son un conjunto y no existe límites entre el escenario y la
sala.
1.4
La sociedad: Porque el grupo social es el referente de las
acciones escénicas. El compromiso social del teatro es total: se origina en el
público, procesa artísticamente sus inquietudes y las retorna al público. “El
teatro habla al público en la medida en que habla del público” (Doat).
2. El tiempo teatral, es un tiempo no marcado. Su naturaleza es la del
instante: duración indefinible pero significativa. El tiempo teatral entraña
tres nociones correspondientes a las ya mencionadas para el espacio teatral.
2.1 El tiempo de las acciones representadas (diegético)
2.2 El tiempo de la representación (mimético), y
2.3 El tiempo histórico de la sociedad.
2.1 El tiempo de la obra: Un espacio proteico no puede aceptar
el tiempo de los relojes. De la misma manera que el escenario puede ser el
universo, el tiempo escénico puede ser la eternidad. Es la razón por la cual
los Misterios medievales podían durar desde la Creación del mundo hasta
el Juicio final. El tiempo de los relojes nada importa en una obra teatral.
Sin embargo, el relato teatral significa porque, dentro del
tiempo de la representación, hay un comienzo, un desarrollo y un final. Todo
discurso debe tener una duración limitada para tener una significación. Es la diferencia
con el tiempo de la vida que el teatro imita apartándose de lo cotidiano y
creando una realidad alternativa descontextualizada de su origen. La vida de
muchos personajes continúa después. Es imposible, e irrelevante, una
representación eterna, como es imposible una vida eterna. El relato teatral es
un momento significativo de la vida de los personajes. Y este momento es
significativo porque desarrolla los avatares hacia un destino.
2.2 Tiempo de la representación: Es la única temporalidad real. Una
representación teatral dura media hora, dos horas, algunas horas, una jornada,
varios días de la vida de los actores y de los espectadores, pero la función
termina siempre.
Un aspecto interesante del tiempo de la representación es
que es un tiempo ritmado. Son las variaciones rítmicas de la acción las que
actúan sobre el espectador y le generan múltiples sensaciones de aceleración,
detenimiento o ampliación del tiempo. El manejo del ritmo de la representación
es Arte de grandes intérpretes (actores y directores), donde una vez más los
relojes se doblan en el desierto.
2.3 El tiempo histórico: Es el tiempo social, contextual. Lo que da sentido
al hecho teatral es la presencia de la época sobre el escenario. El valor del
testimonio. Si bien es cierto que nadie puede interpretar con objetividad su
tiempo histórico, es virtud de las grandes obras teatrales ofrecer el perfil
histórico del hombre, sus tendencias de pensamiento y de acción. La época
permite jugar tres tiempos en el escenario:
2.3.1 El tiempo personal, de la vida cotidiana de los
individuos,
2.3.2 El tiempo contextual, de la vida social de los pueblos, y
2.3.3 El tiempo histórico, como un testimonio de actualidad que
los espectadores comprenden: “El teatro habla a una época porque habla de la
época”. Y esta es la temporalidad trascendental del teatro, la que hace de él,
el arte más comprometido con la aventura humana y el cuestionamiento de la vida
social.
4. Los actores, son los artistas que representan signos de los hombres.
Asistimos al teatro para ver el comportamiento artístico de los actores en su
esfuerzo por representar los comportamientos de los personajes en sus
relaciones. Los actores son jugadores de personajes.
El medio característico del teatro es la conducta social o
relaciones humanas. Los comportamientos se confrontan con otros comportamientos. Esta
interrelación de comportamientos escénicos es la situación dramática, que
es la célula del relato teatral.
Una situación teatral es una especie de composición de
fuerzas en juego donde un personaje importa más por su intervención que por su
presencia. Al igual que en la situación social, las fuerzas dentro de la
situación dramática representan roles y cumplen funciones. Pero, a diferencia
de la sociedad en el teatro las situaciones no están definidas, por el
contrario, generalmente cuestionan el orden establecido, en función de lo que
un sujeto o un conjunto de sujetos, motivados por alguien o algo (destinador),
buscan o tratan de alcanzar algo (objetivo) para dárselo a alguien o reordenar
algo (beneficiario). En este intento se encuentra con fuerzas que los ayudan
(ayudante) o que se oponen (oponente). Estas fuerzas actuantes (actantes) no
son necesariamente un personaje, pueden formar parte de uno solo como funciones
de su comportamiento. Tampoco se mantienen iguales en el personaje durante toda
la obra, pueden cambiar. El proceso por el cual estas fuerzas van
transformándose constituye la esencia de la acción dramática.
La acción dramática en el teatro occidental abarca tres posibilidades:
·
La acción como
tránsito o desplazamiento, que es ir de un
lugar a otro con un objetivo preciso.
·
La acción como
cambio o transformación, como es el paso
de los años la mudanza o la evolución del carácter, o de los estados
emocionales, y
·
La acción como
búsqueda del equilibrio, del
restablecimiento de algo que ha perdido su estabilidad. Esta forma de acción es
la que comprende en su desarrollo: la exposición, la intensificación, el clímax
o culminación, la declinación y el desenlace.
Los comportamientos se hacen evidentes mediante sus
indicadores personales: maquillaje, máscara, vestido, utilería de mano,
peinado, gestos y desplazamientos, maneras de hablar; y sus indicadores
ambientales: utilería de adorno, ordenamiento del espacio, escenografía,
iluminación, ruidos y música.
En síntesis, el teatro es el lugar de las utopías, arte de
los efímeros, es también el arte infantil por excelencia. Arte de los espacios
proteicos, de tiempos concretos expresados por las progresiones del relato y
los movimientos de los actores. Sobre el escenario se desarrolla una realidad
alternativa. Es el dominio de los sueños en vigilia, de las rebeliones sin
muertos.
El teatro es el lugar dialécticamente definido de la
educación, puesto que la vida entera en su profusión sin límites, se manifiesta
encuadrada en el solo y único campo del
teatro.
(Continuará: Educación)
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