miércoles, 7 de agosto de 2013

IV

CARACTERISTICAS DE LOS CUENTOS PARA NIÑOS

No hay fórmulas.- La Composición.- Literatura con destinatario cautivo.-  Literatura a Empática y de Posicionamiento.- Los lugares Comunes de la no Literatura para Niños.- Función comunicativa y de Identidad.


·         No existe modelo alguno de composición que, de antemano,  infaliblemente brinde un camino  que evidentemente garantice una auténtico cuento para niños. Esto es una creación permanente que responde a los hombres, sus experiencias y los lugares y las épocas en que les toca vivir.

·         Sin embargo, "Poética es oficio y se ha de relabrar en todo"- al decir de Martín Adán-, labranza en palabras, hallazgos verbales y revelación del ser por la palabra. Rebeldía frente al acontecer y compromiso total con los valores humanísticos. Toda obra de arte es una composición y, como tal, sujeta a un orden, analizable.

·         Una genuino cuento para niños afirma su esencia literaria. Es, por lo tanto, comunicación mediante imágenes verbales de un universo por el que se accede más profunda y esclarecidamente al mundo cotidiano.

·         Pero, por ser literatura con destinatario cautivo, el cuento debe operar en los límites de la  Empatía y del Posicionamiento. Aspectos que requieren una detenida explicación.

·         Hay una literatura desde el escritor, que expresa su sentir. Con esta escritura el creador sirve a otros consigo y "se entrega" para ser leído. Este tipo de literatura, sin ser necesariamente confesional, funciona siempre como el mensaje exclusivo del ser del escritor para los demás. Puede, en casos extremos, llegar a ser testimonio de sus demonios, una especie de "catarsis calami" a la que se entrega el escritor sin importarle en absoluto, aparentemente, llegar a nadie; variante del mensaje en la botella, cuando no el ejercicio de una escritura absurda que se permite declarar se hace " por el mero goce de escribir".

·         Hay otra literatura que se estructura desde lo que el escritor supone que espera el otro. Esta literatura trata de expresar el sentir de sus lectores. Con este tipo de literatura se sirve a los demás con sus propias intenciones, ya que la inspiración proviene de los lectores y les devuelve la imagen que el autor tiene de ellos. Esta actitud no exime del goce de escribir, pero no se le enuncia como proclama de intenciones.

·         Esta literatura desde los demás reclama un sondeo de las imágenes que el creador tiene de sus destinatarios, a diferencia de la literatura desde el escritor cuyo sondeo es íntimo y biográfico. Posiblemente esta literatura sea menos psicoanalítica y más socioafectiva. Posiblemente lleve a los escritores a ser ellos menos sus depresiones, frustraciones o pesares. En todo caso, sus productos trasuntan una optimista identificación con la situación psicosocial de sus lectores.

·         El proceso por el que uno de los individuos en comunicación, o los dos, asumen al comunicarse el sentir del otro, se denomina empatía. Por eso voy a llamar al segundo tipo de literatura, cuyo proceso he venido describiendo, Literatura Empática (LE). Adelantaré que ésta me parece la ubicación la LPN y jóvenes.

·         No debe confundirse la LE con el género épico; pues, no le es ajeno el lirismo y también puede darse en las obras dramáticas. En el caso específico de la LPN y jóvenes es posible reconocer en ella las imágenes que el autor tiene de estas etapas de la vida, su capacidad de identificación con la ilusión y la rebeldía que las caracterizan.

·         Pero la LE requiere de una actitud complementaria a la empatía, porque la empatía es subjetiva. El escritor para niños y jóvenes debe actualizar constantemente sus valores, adecuándolos a los cambios del tiempo, debe revisar sus temas para aproximarse a las preferencias de sus lectores desde lo que ellos son o quieren y no desde lo que el autor fue o quiso cuando niño. Con más precisión, la auténtica LPN reconoce que el niño es un producto de su cultura, de los hechos socializantes que sobre él operan, porque cada sociedad tiene costumbres establecidas de criar y de ver a sus niños. A esta actitud inquisitiva de lo que los niños esperan y valoran se conoce como Posicionamiento.

·         Asumir el punto de vista del posicionamiento y su práctica en los cuentos para niños, permite superar algunos estereotipos en los que es fácil caer o que se encuentran a menudo confundiendo el nivel literario de las creaciones para niños.

·         La auténtica LPN sortea con imaginación y originalidad el río de "lugares comunes" de la escritura superficial. Nos referimos concretamente a: la actitud edulcorada, el abuso del diminutivo, confundir escapismo con imaginación, el activismo por la acción vital, el privilegio del caos y el desorden, las historias góticas forzadas, la trampa de la moraleja y de los estereotipos ajenos a una realidad. A continuación, trataremos detenidamente a cada una. 

La actitud edulcorada.- Los escritores deben evitar en sus creaciones para niños la actitud falsamente dulzona que quiere pasar por sencillez.
De la misma manera que en un determinado momento de la historia de la literatura se llegó a hablar de asuntos y cosas poéticas con exclusión de otras, prolifera en la no LPN el tono falsamente tierno y la referencia reiterada a blancuras, rosas, celestes y amarillos fra angelicales, a cachorros, flores, rondas y casas de miel. Reediciones forzadas del Paraíso y de  los países de Jauja o de la Cucaña. Todo un mundo edénico falaz, impoluto y simplón que quiere pasar por sencillez, cualidad literaria que es bien sabido equivale a naturalidad.
La actitud edulcorada revela que el escritor tiene una imagen idílica superficial de la niñez.

El abuso del diminutivo.- De estadística agobiante y reiterada, la necesidad de crear un mundo proporcionado al nivel de visión de los lectores infantiles deriva a la solución fácil de emplear excesivos diminutivos. Prácticamente la no LPN podría llamarse la literatura del diminutivo, cuya función expresiva, por lo demás, no es necesariamente señalar  lo pequeño. Generalmente es esa desesperante monotonía del empequeñecimiento lo que termina por anular el valor expresivo de las obras para niños, cuyo lenguaje debe ser fluido, claro, sencillo, ocurrente e ingenioso y lleno de inventiva.
El abuso del diminutivo revela que el escritor tiene una imagen pueril de los niños.

El escapismo, por la imaginación y la fantasía.- La ficción en el cuento para niños no debe lindar con el escapismo o la huída. La fantasía debe servir como recurso que permite el encuentro de la verdad, la bondad y la justicia. La fantasía es el ropaje para presentar personajes nobles de espíritu y no de alcurnia, amantes del trabajo, sinceros y amables, héroes francos y generosos, seres solidarios y alegres. En fin, humanos luchadores y sagaces, enemigos de la mentira, la injusticia y la vanidad. Personajes ingeniosos, bromistas, soñadores, ágiles de pensamiento y acción. Personajes capaces de generar un sano optimismo en las posibilidades de los seres humanos para transformar el mundo por su esfuerzo conjunto.
El escapismo revela en el escritor una visión intensamente subjetivada de la niñez como un mundo incontaminado.

El activismo, por la acción vital.-  De la misma manera que en dramaturgia la mera suma de acciones no hacen una obra dramática, el encadenamiento infinito de peripecias no equivale al movimiento y al dinamismo vital que es necesario tengan las obras para niños. Toda literatura debe trascender las experiencias inmediatas que promueve y la LPN y jóvenes no es una excepción. El activismo es superficial, el dinamismo vital es penetrante. El niño, que ve el mundo por primera vez y lo expresa con palabras que inventa, cuando aún no ha aprendido las que el idioma le va a proporcionar, el joven, que lleno de energía se lanza vehemente a descubrir el mundo, están viviendo intensas experiencias exploratorias que no pueden simplificarse en un cúmulo de acciones concatenadas sin fin, como en las telenovelas.
El activismo revela en el escritor una total ignorancia de las motivaciones del mundo infantil y juvenil.

El caos y el desorden, por la justa rebeldía.- El mundo se transforma por el esfuerzo común que conjuga varias voluntades en pro de un objetivo común. Cuando con el caos y el desorden se quiere expresar el mundo infantil y juvenil, se suscribe una concepción errada de lo que en ellos es rebeldía. La rebeldía es una posición con causales explícitos, y el escritor debe hacerlos notar en la acción misma.
Cuando se emplea el caos y el desorden como recurso el escritor está revelando su total ignorancia de los mecanismos de pensamiento y los valores del mundo infantil y juvenil.

La escritura gótica forzada.- La magia y la realidad no son excluyentes sino complementarias. Hay en la magia el intento precientífico del hombre por comprender el mundo para dominarlo y transformarlo de acuerdo a sus requerimientos, de la misma manera que hay en la realidad aspectos maravillosos, por lo inexplicables, que se nos imponen preñados de magia. Todo esto es luminoso y esclarecedor. Pero, la escritura gótica forzada, el misterio trasnochado, las brujas aterradoras e invencibles,  la obra de terror “draculiano” que terminan por hacer del mal una fuerza incontrolable y siempre triunfal, no debieran  estar presentes en la LPN y jóvenes. Por el contario, es ésta una literatura desmitificadora de la maldad, ridiculizadora de la prepotencia, reveladora de las debilidades de los mecanismos del abuso y de la tiranía, docente de la actitud rebelde y de la ilusión constructora. La LPN y jóvenes puede recurrir a lo onírico y al símbolo; como la rosa azul de la literatura romántica, puede mostrar lo subterráneo que espera a su explorador, el enigma que aguarda al niño o al joven listo , despierto, agudo y vivaz que lo resuelva.
La escritura gótica forzada revela en el escritor una crueldad malsana y una visión esotérica de la niñez y de la juventud.

La trampa de la moraleja.- El comportamiento social, la manera alturada de relacionarse con los demás, las exigencias de una vida social sana, las normas éticas o morales, no se imponen verbalmente, se adquieren en la vida cotidiana, se aprenden del ejemplo activo de los mayores con quienes niños y jóvenes conviven. Mal se puede pretender, a partir de un cuento o de un espectáculo teatral, ejercer influencia y orientar en este sentido. Lo que no exime al escritor de dar coherencia al mundo fabulado. En aras de un falso respeto a las tradiciones no se tiene por qué repetirlas tal cual se han heredado. Pues, éstas son manifestación de una concepción mimética y legendaria propia de los hombres primitivos, y corresponden a momentos históricos o estadíos culturales en los que no se respetaban los mismos valores que en la actualidad.
Armar la trampa de la moraleja revela en el escritor una concepción pedagogicista del género.

Los estereotipos ajenos a una realidad.- No es mero chauvinismo que los personajes y lugares de los cuentos para niños provengan del espacio sociocontextual de los niños  que escuchan estos cuentos. El encanto de obras peruanas como "La noche de los Sprunkos", de César Vega Herrera; "El bragrecico", de Francisco Izquierdo Ríos" ; " Cholito de los Andes Mágicos", de Oscar Colchado, se produce porque  mencionan a lugares, animales y plantas propias de nuestro país; porque describen niños que son como los nuestros y no princesas de cabellos de oro y de piel blanquísima.
Cuando el escritor de cuentos para niños cae en los estereotipos revela falta de sensibilidad para la observación, un sentimiento extranjerizante, indiferencia o alienación  y una visión poco crítica de su país.

·         Indesligable de sus destinatarios, la LPN reclama una intensa, atinada y conciente identificación con ellos, con su sentir, su deseo de mejorar, de jugar, de descubrir el mundo y darle un sentido orgánico a todo lo que percibe. Comprenderla básicamente como literatura empática y de posicionamiento permite entender  por qué muchas veces los niños y los jóvenes hacen suyas obras que originalmente no fueron escritas para ellos, pero que trasuntan la actitud que ellos esperan del autor.

·         El escritor debe ser sincero y estar seguro que no siempre es necesario pensar en el niño para encontrarse con un  producto genuino de literatura para él. Hay un tono, un decir y un mundo que él reconoce como suyo. No olvidemos que leer es un diálogo, saber escuchar la voz escrita del otro, saber reconocer el tono que exigen las palabras para ser expresivas, el gesto que reclaman las frases para ser exactas. La genuina LPN posee una vibración humana apropiada a los requerimientos de sus destinatarios, que ellos siempre reconocen.

·         La LPN no es ajena a la exactitud  de una comunicación eficaz, por lo que debe  interrumpir a tiempo el discurso. No extenderse más allá de lo que el texto exige. Cualidad que, en el caso de los niños varía según la edad y la capacidad de concentración para escuchar que se tiene en ese momento de la vida.

  • Los cuentos para niños, a pesar de la fantasía y la ficción que emplean no se desligan de su lugar ni de su tiempo y expresan siempre el sentir de determinadas culturas en un momento determinado de su historia. El historicismo de los cuentos para niños no se corresponde con fechas, hechos o lugares concretos, sino con una visión del mundo propia de un grupo humano determinado. De allí que algunos cuentos muy antiguos posean capacidad para llegar a los niños de otros tiempos y lugares.

  • Un aspecto que no debe soslayarse es la relación intensa e íntima que tiene actualmente el niño con las historias y personajes de la televisión y con los juegos de computación. Si bien, por una parte estas historias y personajes pueden limitar su capacidad imaginativa, desde otro enfoque la enriquecen con seres fantásticos que pasan a formar parte de su vida y de sus juegos. Una nueva mitología se inaugura con estos personajes y sus aventuras que la literatura para niños no ha asumido aún plenamente. 

  • Los cuentos para niños son instrumentos de identidad e identificación, de familiaridad, acercamiento y comprensión de la vida, del mundo y de los demás.
 

PRACTICA  4

a) Hacer un cuadro sinóptico de las características tratadas.

b) Leer en grupo los cuentos que hasta el momento se hayan seleccionado y comprobar si cumplen las características enunciadas para la genuina LPN

c) Reconocer la frecuencia de alguna característica que no haya sido tratada en el capítulo


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