jueves, 12 de marzo de 2009

FUNDAMENTOS DE TEATRO Y EDUCACIÓN 2

Educación

Asumimos la educación como un proceso permanente, institucionalizado por los grupos sociales para la enseñanza aprendizaje formal y no formal:
· De las funciones de los roles de la vida social,
· De los valores de la cultura, y
· De las cualidades necesarias para que los nuevos integrantes puedan renovar y enriquecer la cultura del grupo

Pero fundamentalmente la educación debe proporcionar a los individuos participantes instrumentos, medios para que puedan continuar por ellos mismos su propia educación. Porque finalmente, toda educación es autoeducación. Es por eso que la educación es un proceso permanente de instrumentalización para la vida. O como dice el Informe Delors, se aprende a ser, a convivir, a hacer, a aprender y se debe aprender, agregamos, a transformar.

Educación no es la enseñanza de algunas materias de estudio como la historia, la matemática, el lenguaje o la geografía. En todo caso éstas son líneas de acción educativa que posibilitan medios para un conocimiento más eficiente de la realidad. Toda educación es un proceso de personalización. Y las acciones educativas deben organizar situaciones personalizantes que favorezcan este proceso. Por cierto que el teatro, de ser practicado en el proceso educativo, no escapará a estas exigencias.

Pero, ¿ qué es lo que el teatro puede aportar a la educación que los otros géneros artísticos o las materias no artísticas no puedan aportar? O, dicho de otra manera, ¿ Cuál es el valor educativo de las experiencias teatrales?

Si se trata de la liberación corporal, la educación psicomotriz se encarga de ello. Si se busca una mejor expresión corporal, la danza puede brindarla. El lenguaje, hace otro tanto con la expresión oral. Una mayor precisión comunicativa la posibilitan la redacción y la lógica. Si se trata de afinar la percepción y las cualidades de investigación, los cursos de ciencias permiten su desarrollo. La filosofía nos conduce a la meditación trascendental. I si se trata de analizar las relaciones humanas, la historia, la sociología y la psicología permiten ajustarse a ellas. Por fin, si queremos afirmar la sensibilidad estética, ésta se logra con la práctica y apreciación de todas las artes. Luego, de este proceso de análisiS encontramos que lo único propio que el teatro da como consecuencia de su práctica es la capacidad de apreciación teatral.

No parece haber ninguna cualidad singular que aporten las experiencias dramáticas en educación fuera de la apreciación teatral. Y esto, creemos, sería suficiente para justificar la inclusión del teatro dentro del currículo. Ver, leer, practicar y comprender las obras de teatro afina la sensibilidad social de los alumnos, en un plano vivencial no equivalente a las experiencias de sociología, de historia, de lenguaje, de psicología.

Pero, el teatro no es solamente el arte más humana. Es sobre todo un arte que no tiene necesidad de otra cosa para plasmarse que de los seres humanos. La articulación del teatro y la educación es la relación de los hombres y de su función en la vida. El teatro puede ser el centro y es la clave de toda educación humanista y humanizante, por la identificación, la identidad y para la identificación e identidad. La práctica del teatro da a los estudiantes instrumentos para que puedan afirmar y continuar su socialización y endoculturización.

Por otra parte, hay una dimensión educativa del teatro, de la misma manera que hay una dimensión teatral de la educación.

La teatralidad de la educación es su necesidad de jugar imaginariamente muchas situaciones sociales reales. La misma situación pedagógica es una situación dramática. Y si el profesor quiere hacer una clase activa, el mejor método es la teatralización. Si consideramos que el signo esencial del relato teatral es la conducta social, debemos distinguir su manera de darse en el hecho teatral en relación con otras ciencias que también tienen por objeto la conducta social: la psicología, la sociología, la antropología, la historia, la lingüística. Y esta diferencia es la dimensión estética de la teatralidad de las conductas en pugna sobre el escenario; vale decir, una nueva dimensión de valoración de lo humano. Una forma no cotidiana, como señala Eugenio Barba, un enfoque no habitual de pensar en los seres humanos. Y esto, no hay línea alguna que pueda darlo.Es por eso que pensamos el teatro y la educación como una unidad humanística integral.

Para trabajar la teatralidad en la educación es necesaria una aproximación entre los individuos, de los individuos a su entorno y su historia y, de ser posible, a las energías cósmicas. He aquí el proceso tde aproximación que yo llamo comunicación sensible. De gran importancia para la formación de los arteducadores especialistas en teatro, que desarrollaré en los próximos capítulos.

1 comentario:

  1. bueno tengo 15 estoia punto de cumplir 16 i la verad que no me gustria aprendre muchas cosa del teatro i ser muy exitoso . BUENO ESPERO ..GRASIAS
    JOSUE ELIAS BONILLA MORALES

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